Después de las vacaciones...

...toca redecorar.
Sí señor. Nos hemos puesto manos a la obra para rearmar nuestro living que ya nos estaba saturando la visión. Hay que reconocer que yo soy una gran "tanjungapul", y que todo cuanto se me cruce en materia de decoración sin importar el estilo, mientras me guste, es potencialmente adquirible.
Aún así, tambien digo sin acudir a la falsa modestia, que tengo buen gusto (o al menos eso dicen los demás...gracias a Dios, de lo contrario mi casa sería el mayor bodegón de objetos que me resultan fetiches).
Tuvimos que remodelar una pared que en el piso, ya venía revestida con una plancha de madera (por cierto, ESPANTOSA)y que como la propiedad es de alquiler, no pudimos cambiar antes por temor a que el dueño nos dijera que no. Debajo de eso, doble empapelado, y pared defectuosa que tuvimos que emparejar a punta de macilla.
Un buen lijado, y finalmente, pintamos toooooodo de blanco inmaculado (color combinable si los hay), y sacamos todo lo que teníamos antes; compramos sofá nuevo, un reloj GRANDE de pared, una alfombra peludita, una lámpara gigante de mimbre de abedul, y un par de esculturas de madera que nos trajimos del paraíso caribeño. Resultado: ahí va...

Digamos que quedó el ambiente un poco más minimalista que lo que teníamos, pero sobre todo, más funcional.
No sé que le pasa a los demás, pero a mí me deja una sensación de renueve el reacomodar, que me parece que hubiera vuelto a empezar con todo.
Año nuevo, ambiente nuevo: redecorar es renovarse.